Invitar en casa ajena

03 Jul 20    Male Retes

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Servir, comer, brindar, charlar, compartir... costumbres todas que realizamos alrededor de un escenario que es la mesa.

 

El verano amplía las posibilidades y las altas temperaturas se transforman en una excusa para inventar nuevos espacios: mesas que se sirven en terrazas a la sombra, las que se montan debajo de los árboles, las de los patios rodeados de vegetación, las que tienen vista al mar, la mesa de la cocina, las que están junto a la piscina, o dentro y las que se improvisan sobre el césped para invitar a un picnic.

 

Desde la mesa más humilde a la más ostentosa pueden ser sorprendentes si se invierte en la tarea un poco de imaginación.

Cuando la mesa se monta en nuestra propia casa, contamos con recursos que hemos elegido desde el momento de la compra y conocemos de memoria: manteles, vajillas, cuberterías nuevas o heredadas de la familia, piezas que son de nuestro gusto que sabemos combinar y lucir.

Pero todos hemos experimentado la situación de alquilar casa de verano y vernos en problemas para recibir invitados, o simplemente, para crear una atmósfera especial con los de casa.

 

Una prueba compleja es la que nos presentan las mesas pequeñas, la vajilla insuficiente o las sillas que no alcanzan para todos los comensales pero en la búsqueda de que nada nos impida la alegría de invitar y compartir, esas limitaciones son una oportunidad de sorprender con un buffet y enfrentar a los invitados a servir sus propios platos y repartirse por los rincones de la casa o jardín.

Es una opción que lleva a alternar con diferentes personas, ágil y perfecta para una cena de verano.

 

En ese caso también se podrán combinar diferentes vajillas y cristalerías logrando que las carencias pasen inadvertidas e incluso aporten una nota de color muy pintoresca transformándose en ventaja. 

 

 

 

En Sotogrande podemos recurrir a la opción de alquilar mobiliario y vajilla en Ke- alquila, Néctar o Sotorental. Todos sitios cercanos que ofrecen buen servicio y experiencia de años en asistir a los eventos de la zona y que ofrecen todo lo necesario para eventos formales.

 Si la invitación es de aforo reducido, para utilizar un término de candente actualidad, solo se trata de aportarle magia: esa que siempre llega con las velas en todas sus formas; TODAS encendidas, como enseñan las madres, para que ningún invitado piense que la guardamos para un evento más importante y sin perfume, para que no interfieran en los aromas de la comida, como pasa con las flores.

 Esas flores que transforman la más simple de las escenografías, en mágica.

Las que cortamos del jardín tendrán el toque personal que tiene un plato de comida casera, pero si eso no es posible podremos encargar un pequeño arreglo en las florerías cercanas como Florium o Areka o acercarse a los viveros locales como Martín o Contreras en San Enrique de Guadiaro y dejar volar la imaginación eligiendo plantas o flores para colocar en jarras, en botellas vacías en botes reutilizables de cristal.

Hay recursos al alcance de todos para adornar una mesa imprevista en pocos minutos: con el mar tan cerca y la ayuda de los niños podemos juntar caracolas o piedras diferentes para improvisar servilleteros y candelabros alternándolos con arena.

También los cítricos o la fruta en general transforman una mesa con color y frescura; un simple puñado de limones o unas manzanas que brillen, con la disposición correcta impactarán por la frescura y la simpleza; el romero y la menta cortados de los jardines, alegran, aromatizan y agudizan los placeres.

 

Los mercadillos locales son un recurso a la hora de comprar manteles o vajilla que después podremos llevarnos con nosotros al terminar las vacaciones. Sitios como Meridiana en Pueblo Nuevo, Manapani en Sotomarket o el Almacén del Puerto nos dan la oportunidad de encontrar detalles que vistan una mesa.

 

Organizar un picnic en el jardín para el desayuno, para una comida junto a la piscina o para una merienda de niños es un plan que quedará entre los recuerdos de nuestras vacaciones, en ese caso los cestos cobran especial protagonismo como contenedores, las telas de cuadros vichy en diferentes colores que se pueden comprar por metros en el mercadillo de los miércoles en La Línea, marcaran terreno con sabor campestre.

 

Y todo esto cobra sentido con comidas ricas y amigos amenos con los que disfrutar de haber transformado una casa en hogar.

 


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